GRACIAS es una de las primeras palabras que enseñamos a nuestros hijos como norma para la buena convivencia social. Quizás, sin saberlo, estamos dejándoles un legado extraordinariamente valioso para sus vidas. Pues, en ocasiones, no reconocemos el gran valor que encierra el acto de agradecer, lo que significa para quien agradece, y cómo le multiplica las bendiciones.
Damos por sentado que ciertas cosas las tendremos siempre con nosotros. Por ello, con frecuencia, olvidamos dar gracias por todo lo que Dios nos regala diaria y abundantemente.
Les invito a realizar este sencillo ejercicio para ejercitar el músculo del agradecimiento, les aseguro que se encontrarán maravillados de los resultados.
Primero, durante una semana busquen el espacio para agradecer en cada momento, cuando se encuentre en su habitación, en el carro, de vacaciones, en el supermercado…. Ofrezca gracias a Dios, por lo que ve, por lo que tiene, por lo que disfruta y, más aún, por aquello que no entiende y que no le gusta, pero que sin duda obrará para su bien.
La siguiente semana, practiquen dar gracias a su cónyuge, hijos, hermanos, compañeros de trabajo, en fin dar gracias a todos por todo.
Luego de estas dos semanas, veremos cómo nuestra percepción del mundo cambia y cómo nos sentiremos más satisfechos con lo que tenemos y lo que somos. Además, es muy probable que recibamos grandes y agradables sorpresas, pues siempre se recibe más de lo que se da.
En la biblia o en libros de crecimiento espiritual, encontraremos mucha información sobre la importancia de ser agradecidos y cómo nos abrimos las puertas para mayores bendiciones. Pero, sin duda, la Biblia es el libro por excelencia para encontrar exhortaciones y ejemplos de la importancia de ser agradecidos.
Nuevamente, les exhorto a ser agradecidos, “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”, 1 Tesalonicenses 5:18
Finalmente, les dejo con esta reflexión. Narran las Sagradas Escrituras en Lucas 17:11-19, el milagro de sanidad que hizo nuestro Señor cuando 10 leprosos le pidieron misericordia y a quienes Jesús ordenó se fueran a mostrar ante los sacerdotes, durante el camino quedaron limpios, y de los 10, solo uno volvió a Jesús para agradecer el milagro, este hombre por cierto era extranjero, pues se trataba de un samaritano. Cuando este hombre se acerca agradecido para postrarse delante de Jesús y dar gracias, nuestro Señor preguntó: ..y los otros nueve?, ¿dónde están?. ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
Agradezco su atención a este mensaje y deseo que sea de provecho para ustedes.